sábado, 1 de septiembre de 2007

Los príncipes Guillermo y Enrique reciben emocionados a los invitados a la ceremonia en honor de su madre


Muy elegantes, con actitud sonriente y serena, los príncipes Guillermo y Enrique han ejercido de anfitriones en el servicio religioso que ha dado comienzo a la 12,00 (hora local) en la capilla Capilla de la Guardia en el cuartel londinense de Wellington, cercano al palacio de Buckinham (Londres).


Un coro y un grupo de músicos amenizaban a los invitados mientras iban colocándose en sus asientos. Por deseo de los príncipes, la ceremonia contará con composiciones del ruso Rajmáninov, que tanto gustaban a Diana y que solía poner su música en los viajes que hacía en automóvil con sus hijos.
El primer ministro británico, Gordon Brown, y sus antecesores en la jefatura del Gobierno Tony Blair y John Major, hicieron su entrada en la capilla con el emocionado recibimiento de los príncipes Enrique y Guillermo.
No han faltado ninguno de los grandes amigos de Lady Di: Elton John, Cliff Richards, el actor y director de cine Richard Attenborough y el fotógrafo Mario Testino.
No estaba presente el que fue mano derecha de la princesa, su mayordomo Paul Burrell, quien se ha lucrado con sendos libros sobre ella, pese a que sí han sido invitados miembros del personal de servicio que atendieron a la princesa desde 1981, año de su boda con Carlos, así como unos 110 representantes de diferentes asociaciones caritativas con las que colaboraba Lady Di.
Los príncipes recibieron con gran cariño a sus primas Beatriz y Eugenia, hijas de Sara Ferguson, que en cambio no ha sido invitada por los príncipes.
Camilla, que sí fue invitada, ya había anunciado que no acudiría alegando que su presencia distraería la atención del verdadero objetivo del acto.
La reina, la última en llegar, fue recibida con gritos de entusiasmo pr parte de los curiosos que se habían congregado junto a la capilla. Después de saludar a sus nietos, se dirigió a la puerta del templo.
Los príncipes, con su padre, el príncipe Carlos en medio, hicieron entrada en la capilla con toda solemnidad, seguidos de la reina, mientras sonaba la música.
También con toda solemnidad ha hablado los dos príncipes a los congregados. Guillermo ha hablando con emoción de su madre, esperando que pueda verles desde el cielo, y Enrique ha mencionado su labor pública.

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